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Presentan en la COP30 un modelo de convivencia entre humanos y cocodrilos para enfrentar el cambio climático en Michoacán

  • Foto del escritor: José De La Luz
    José De La Luz
  • hace 1 hora
  • 3 Min. de lectura

El proyecto del Cocodrilario Ecoturístico “El Manglito”, una solución de conservación, educación ambiental y turismo sustentable impulsado por la Fundación Cambio Climático y Desarrollo Sustentable, el Gobierno de Michoacán y organizaciones juveniles ante la pérdida de hábitat y los riesgos por sobrepoblación de cocodrilos



En el corazón de la Amazonía, durante la COP30, México llevó un mensaje contundente: la adaptación climática también requiere aprender a convivir con la vida silvestre que hemos desplazado y en ese marco, la Fundación Desarrollo Sustentable y Cambio Climático, en coordinación con el Gobierno del Estado de Michoacán, presentó el Proyecto de Instalación del Cocodrilario Ecoturístico “El Manglito”, una iniciativa que busca transformar un conflicto creciente entre humanos y cocodrilos en una oportunidad de conservación, educación y desarrollo sustentable.


El proyecto se desarrollará en 3 ha. de las 20.7 que conforman el Área Natural Protegida “El Manglito”, ubicada en Lázaro Cárdenas, una región donde el incremento de la temperatura, la expansión urbana y la pérdida de hábitat han detonado un fenómeno crítico: una sobrepoblación de cocodrilos —incluyendo especies no nativas— que cada vez interactúan más con asentamientos humanos, generando riesgos para las comunidades y presionando el equilibrio del ecosistema.


Durante la presentación, Omar Guadarrama Cedillo, presidente de la Fundación, explicó que el aumento de la temperatura global ha acelerado el crecimiento y reproducción de los cocodrilos en los esteros del Pacífico. “Hoy tenemos cocodrilos saliendo de sus áreas tradicionales debido al cambio climático, pero también porque los seres humanos hemos invadido su hábitat. Este proyecto busca crear un espacio resiliente donde se les controle, se les cuide, se genere aprendizaje sobre la especie y, al mismo tiempo, Lázaro Cárdenas desarrolle un circuito ecoturístico con educación ambiental.”


El diagnóstico es contundente porque el Estero El Caimán, colindante con la zona industrial de Lázaro Cárdenas, Playa Azul y la carretera costera, está sobrepoblado y presenta un hecho adicional: conviven dos especies, el cocodrilo acutus (nativo del Pacífico) y el moreleti (del Golfo), introducido ilegalmente hace años tras la prohibición de su comercialización. Esta mezcla ha generado comportamientos más agresivos, desplazamientos y accidentes trágicos, principalmente con niños.


El proyecto propone la construcción de un cocodrilario controlado, con instalaciones seguras y certificadas, donde los reptiles puedan ser manejados de manera responsable y las comunidades —incluyendo escuelas y familias— puedan aprender sobre su comportamiento, dieta, importancia ecológica y formas seguras de convivencia.


El proyecto incluye 1) Un cocodrilario ecoturístico para manejo sustentable; 2) Torre de avistamiento y zonas de observación seguras; 3) Programas de capacitación comunitaria sobre especies y ecosistemas; 4) Espacios educativos para niñas, niños y visitantes; 5) Acciones de ordenamiento ecológico y control poblacional; 6) Un modelo piloto replicable en otras zonas costeras.


El secretario de Medio Ambiente de Michoacán, Alejandro Méndez López, subrayó la importancia del proyecto para fortalecer el sistema estatal de conservación: “Este cocodrilario será una gran ayuda para la administración del Área Natural Protegida. Nos permitirá un manejo adecuado de la especie, bajo todas las normas nacionales e internacionales. Será un espacio regenerativo donde la interacción entre seres humanos y cocodrilos sea segura, armoniosa y educativa.”


Recordó que Michoacán triplicó su superficie de áreas naturales protegidas al pasar de 70,000 a 225,000 hectáreas en esta administración, convirtiéndose en un referente nacional.


La Fundación destacó que el cambio climático y la urbanización han acelerado los desplazamientos de cocodrilos hacia zonas habitadas, por lo que “el cocodrilario brindará control, educación y un modelo de adaptación climática basado en ciencia”, señaló su secretaria general y responsable técnica del proyecto, Guadalupe Sánchez Gama.


La presentación también contó con la participación de Faceta Consulta, organización juvenil que destacó el valor del proyecto como caso ejemplar para la COP30. “Estamos en una COP histórica, donde cambio climático y biodiversidad se discuten juntos. Iniciativas como esta muestran que la colaboración entre gobiernos y sociedad civil puede generar soluciones reales. Nos entusiasma apoyar y seguir estudiando este modelo”, expresó Luis Luján, representante de la organización juvenil Faceta Consciente.


Además de su objetivo ambiental, el proyecto permitirá crear un nuevo atractivo ecoturístico al estar ubicado junto al recién inaugurado boulevard costero, lo que generará mayor afluencia de visitantes, impulso económico para comunidades locales, empleo verde y programas de educación ambiental para escuelas de la región.


Con esta propuesta, Michoacán y la Fundación Desarrollo Sustentable y Cambio Climático buscan demostrar que la conservación no es enemiga del desarrollo, y que la convivencia responsable entre personas y fauna silvestre es una pieza clave de la adaptación al clima, y que juntos, sociedad civil organizada y gobierno pueden sumarse en trabajo colaborativo para sacar adelante proyectos.


La iniciativa ya cuenta con una ruta de trabajo y solo resta completar las autorizaciones técnicas y regulatorias para su construcción. “Es un proyecto que revitalizará la ciencia, la conservación, el turismo responsable y la resiliencia climática,” expresó el presidente de la Fundación, Omar Guadarrama Cedillo.

 
 
 

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